Con el aumento en los problemas de salud, la productividad y eficiencia de la fuerza laboral declinarán de manera natural. El promedio de vacaciones, licencias y ausencias va en aumento. El promedio de ausentismo por empleado para las pequeñas empresas es de 6 días por año; para las medianas empresas es de 8 días al año; y para las grandes empresas, es de 10 días al año. El dolor de espalda y el estrés, que se asocian con la obesidad, contribuyen a esta cantidad de días perdidos.

¿Cómo llegamos a este punto?

El debate sobre la obesidad ha sido, es y seguirá siendo muy álgido los próximos años. La obesidad se ha vinculado a numerosas causas sociales, dietéticas, tecnológicas y biogenéticas.

La industria del acondicionamiento físico apunta hacia la inactividad, la falta de ejercicios y a la mentalidad de estar comiendo en el sofá, y producen vídeos que estimulan a las personas a hacer más ejercicio.

La industria médica culpa a los malos hábitos alimentarios, a la genética y a la falta de ejercicios, y ofrece una amplia gama de soluciones costosas; algunas eficaces, otras no tanto (CDC, 2010; International Obesity Task Force, 2010; NIOSH, 2011; WHO, 2011).

Algunos culpan a las empresas por el aumento de peso, y algunos políticos quieren cobrar impuestos a las malas conductas, pero estos enfoques finalmente no resuelven el problema.

La respuesta a este problema es compleja. Cada solución se aborda individualmente y, en definitiva, depende de las interrelaciones entre la genética, el estilo de vida, las dietas y las opciones alimentarias.

Sin embargo, los índices de obesidad habían permanecido relativamente estables hasta mediados de la década de 1980, cuando comenzaron a aumentar a tasas alarmantes.

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